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Los israelitas y sus hijos se han casado con mujeres extranjeras, y la raza santa se ha mezclado con otros pueblos. Los líderes y altos funcionarios de Israel han dado mal ejemplo con ese comportamiento que es desleal a Dios».

Cuando escuché esto, rasgué mis ropas, me arranqué el pelo de la cabeza y de la barba y me senté muy confundido y molesto. Todos los que respetaban la ley del Dios de Israel se reunieron junto a mí cuando se enteraron de la ofensa de los que acababan de regresar del cautiverio. Me quedé sentado y confundido hasta la hora del sacrificio de la tarde.

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